Fecha estelar...

He comenzado este blog gracias a la sugerencia de un amigo, con ello pretendo dos cosas: compartir mis experiencias y pensamientos con los que más quiero y comenzar un diario donde escriba aquellas pequeñas cosas e ideas que en el monto total del tiempo de pierden. Sé que lo váis a hacer, pero quiero dejar muy claro que no dejan de ser mis sentimientos por escrito, y no quisiera ningún comentario desagradable.

jueves, 3 de mayo de 2012

En la frontera, caldos y cactus

El fin de semana ha sido muy distinto y muy beneficioso. Aproveché que estas mujeres andaban de fiesta, para hacer un viaje a Jimaní, a la frontera con Haití, allí hay un grupo de misioneros, entre ellos Inma de la que ya he hablado en alguna ocasión, ella estará allí durante tres años y lo cierto es que me está ayudando un montón, con respecto al país, la gente y también para evadirnos un poco del día a día y tener nuestro "momento español". Lo pasé genial y me vino bien quitarme un poco el polvo monjil, compré un poco de vino de Valdepeñas que había encontrao en la capital y una cuñeja de queso manchego... madre lo que se agradecen algunas cosas como estas en la distancia. Se unió a nosotros Manolo un claretiano español cuyo hermano vive en Valdepeñas y lo cierto es que intercambiamos opiniones, risas y risas y... sobre todo risas, fue buena terapia.

Con Inma y Drew tomando cerveza haitiana "Prestige"
Además de los buenos ratos, tuve la oportunidad de ver de cerca la realidad en la frontera. Cantidad de abusos de derechos humanos, consentidos tanto por una autoridad como por otra. El trato a los haitianos es extremadamente racista en aquellos lares, contrastándolo con el trato que recibí yo sobre todo, pues simplemente por el hecho de ser blanco tuve un trato preferente en muchos aspectos, como por ejemplo para entrar al mercado binacional que ponen en la frontera, el color de piel más la ayuda del desparpajo de Manolo ayudó mucho para entrar. Pero lo que me encontré no era agradable, ya había pasado por allí hace dos años y ahora mismo está peor que entonces. La carretera para cruzar la frontera transita entre una loma y el lago Enrriquillo, el cual desde el terremoto del 2010 no para de llenarse cada vez más e irse comiendo terreno. Todo esto contribuye a que el paso esté embarrado por completo, y en este contexto se mezclan: comerciantes de ambos lados de la frontera, macro camiones, furgonetas, motos, peatones, gua-guas, barro, comida... es bastante chocante sobre todo para el occidental ver aquello. Los vehículos quedan paralizados, en parte por el barro donde atascan, en parte porque no hay NADIE que ordene ese tránsito. Mi particular teoría es que no interesa arreglar u ordenar ese paso (que no sería tan difícil metiendo maquinaria pesada) porque así se mantiene un caos del que se aprovechan los guardias de aduanas para seguir desplumando económica y materialmente al que intenta cruzar la frontera (haitianos) incluso despojándolos muchas veces de su dignidad.

Caldos por aquello del vino y cactus por lo duro del lugar.

Tortitas pa' desayunar, con mango y chocolate
La vuelta no fue menos curiosa, ya que me desplacé en transporte público y pasé unas siete horas contra un cristal de la gua-gua de la peña que íbamos dentro. A eso hay que sumarle ocho controles que hacía la policía militar para controlar que todos íbamos documentados, por supuesto subiendo al bus con aire de superioridad y pidiendo la documentación a todos. Ah, se me olvidaba, pinchamos una rueda en mitad del camino...
Pero no quiero que esto parezca una queja del viaje, al contrario, elegí yo viajar con el resto de la gente, porque no creo que tenga que recibir ningún trato preferencial más y si estoy aquí es para vivir la realidad (dentro de lo que se pueda) que esta gente vive.

Ayer me desquité también un poco, porque vino Inma de reunión y en la noche me sacaron a tomar una cerveza por ahí y lo cierto es que lo pasé muy bien, hasta se me olvidó fumar, que desde que he llegao aquí lo hago como un carretero. Un yogul-lado (no maldito), karaoke y unas birritas de las de aquí... y yo más feliz que una perdiz, a pesar de que me tuvieron que traer cual ceniciento antes de que me convirtiera en calabaza, pues no puedo llegar muy tarde porque las monjas se acuestan... espero que esto de vivir aquí no dure mucho tiempo más... paciencia.



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