Hace algunos días que no escribo, y es que no siempre es interesante todo lo que pasa.
De nuevo tuve una discusión bastante dura con la monja con la que gestiono las cosas aquí, y es que se unió el hecho de que siguen sin encontrarme nada donde alojarme más un par de problemillas con la sor con la que llevo la gestión de la oficina de proyectos. Sin entrar en pormenores, el caso es que al menos ahora sé que sí que anda buscando en serio el sitio, y es que por aquí lo que está bien es caro y lo que es algo más económico es una mierda. Al menos he conseguido que cuando salgo, me llevo llave, pero esto lo hace conmigo así como de "strangi". Con respecto a lo del curro, mañana me sentaré con la monja para ver si ponemos las cartas boca arriba y me haga de tapón en el trabajo, que más que ayuda, en la mayoría de las ocasiones me limita todo lo que hago. Pero bueno, eso lo arreglo mañana.
Las clases de baile me gustan un montón, de hecho ya estoy acabando con bachata y comenzaré en breve a aprender salsa. Y es que la profesora (aparte de estar más buena que el pan de rosca) me ha cogío mucho cariño y me están enseñando un montón.
El fin de semana estuvieron por aquí mis amigos de Jimaní y por la noche me fui con Inma a una fiesta que daban en el sitio donde voy a aprender a bailar. El caso es que parecía que lo íbamos a pasar toda la noche bailando, pero llegó un momento que nos agobió bastante el estar sudando como pollicos al vapor y decidimos irnos hacia la zona Colonial a tomar algo. Pasamos a la casa de teatro y tuvimos la suerte de que había música en directo de gratís... un cubano cantando Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez... me acordé mucho de Mateo, que hubiera disfrutado lo más grande, e Inma también lo estaba pasando genial. A mí antes me gustaba mucho este tipo de música, pero desde que aprendí cual era la manera correcta de cortarse las venas, dejé de escucharla, porque lo poco agrada y lo mucho te puede conducir a suicidio. No estoy yo para tanta ternura concentrá.
Pudimos disponer de coche gracias a Ana y nos fuimos a recoger al otro compañero de Jimaní, una amiga dominicana de ellos y Ana Belén, la española con la quedo algunas veces. El caso es que no sé cómo me las apañé que junté a todo el mundo en casa de los mercedarios (que también son españoles) y estuvimos viendo el fútbol, con su correspondiente botella de Viña Albali, tortilla española, chorizos y morcillejas... joder el tiempo que hacía que no repetía una morcilla, y lo que me gustó repetirla hasta la noche. El partido, qué contar? disfrutamos como "criaturicas" y además luego pude hablar por teléfono con: mi hermana, mi cuñao, Lorenzo y Fernando. A decir verdad, me trastoca un poco cuando hablo con tanta gente de España, son muchos sentimientos, buenos todos, pero muchos a la vez, pero no lo cambio por nada, escucharte a lo lejos y compartir momentos únicos, no solo porque ganara España, sino por la complicidad que existe habiendo de por medio ocho mil kilómetros. Me emocionan creo que demasiado esas cosas, pero no pienso renunciar a que siga siendo así, me hace seguir siendo consciente del cabo que tengo atado y del que puedo tirar en caso de necesitarlo.
Lógicamente nos fuimos a celebrarlo, y es que aquí aún quedaba toda la tarde-noche para celebrarlo. Nos fuimos de nuevo a las ruinas de San Francisco, como dice Ana Belén "a la verbena tropical" y estuvimos bastante bien. Ocurrió algo de lo más curioso y es que comenzó a llamar gente de la que conozco aquí y en un momento junté a toda al gente (que no es mucha) que conozco y con quien tengo más relación aquí. Nadie se conocía entre sí, lo único que tenían en común era yo, pero eso era lo de menos. Pasamos un buen rato.
Ana Belén me propuso algo y lo cierto es que me agrada bastante. En julio se va para España durante diez días, aquí tiene una vivienda pequeña, que comparte con un gato y unas plantas. El caso es que me ha pedido que si me puedo hacer cargo de ellos, mudándome durante estos días a su casa. Por supuesto que le he dicho que sí, mientras estas mujeres buscan algo, así al menos me libro de la vida monacal durante un tiempo.
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