Creo que ya he comentado en más de una ocasión lo que me
llama la atención la identidad cultural del pueblo dominicano, el cómo se ha
inventado a sí mismo y se ha constituido como nación, tal y como cada una de
las antiguas colonias tuvo que hacer, pero con unas particularidades propias
del dominicano. Pero es que nunca dejas de descubrir a esta gente y de intentar
aprender el por qué de su realidad y el de su forma de pensar y actuar. También
es cierto que el reto sería grande y que no soy ni historiador ni antropólogo
para ello, pero me gusta leer, escuchar y no verme callao jejejeje.
El caso es que el español tenemos nuestra historia, nuestra
ascendencia entre fenicios, romanos, godos, árabes, etc… que nos han ido
construyendo como lo que ahora somos, pero el dominicano es un pueblo curioso,
que en la mayoría de las ocasiones comienza a contar su historia a partir de la
colonización, sin mencionar las huellas que los taínos dejaron en la isla. El
pueblo taíno que se extendía a lo largo de todas las Antillas, provenía de la
parte de Venezuela y se regó por todo este archipiélago en cayucos. Según he
leído y me han contado, pueblo pacífico en su mayoría que tomaba de los frutos
de la tierra lo que la madre naturaleza le daba, y es que en esta bendita isla
no hay que esforzarse mucho para sembrar o recoger. Existían también guerreros,
incluso mujeres guerreras que se forjaron leyenda de “mujeres de pelo moreno y
largo que andaban hacia atrás y devoraban hombres”, pero en general y como pudo
escribir Colón en una de sus primeras cartas al llegar a la isla, gente de paz
y bien. Pero la llegada del español trae consigo la desaparición de esta raza,
unos muertos por las enfermedades traídas de occidente, otros por la esclavitud
a la que se vieron sometidos por los primeros colonos. Al desaparecer tan
rápidamente, los colonos tuvieron que traer mano de obra esclava desde África
para cultivar sobre todo la caña de azúcar, comercio que mantuvo la isla de la
Española durante mucho tiempo. Y justo en este momento es donde comienza a
forjarse una idea de nación o país. En Haití no hubo apenas mezcla entre
colonos europeos y esclavos africanos, pero en la parte de Dominicana los
españoles comenzaron a procrear hijos en su mayoría no reconocidos y que
seguían habitando el país como mestizos.
No me quiero distraer de la idea con la que quería dejar
esta entrada, así que me adelantaré un poco en el tiempo para luego retomarlo
donde lo he dejado en el anterior párrafo, y es que el dominicano tiene una
identidad de patria que el español, o al menos yo no tenemos. Arrancados de sus
países de origen africanos, esclavizados por españoles, colonizados, invadidos
y olvidados por: españoles, franceses, ingleses, Estadounidenses… en el siglo
XIX hasta Haití invadió la parte Dominicana durante unos 20 años, siendo
expulsados después, marcando a fuego una identidad con sus “Padres de la
Patria”. Más de treinta años de dictadura trujillista, de la cual puede decirse
que Franco tuvo que enfriar relaciones por el miedo que Trujillo y sus medidas
le provocaban. Distintos gobiernos corruptos y distintas realidades que
conviven juntas en lo que yo ahora estoy conociendo como República Dominicana.
Por todo lo anterior me llama tanto la atención el que en
lugar de tratarse de un pueblo desarraigado de sus raíces, ha creado las
propias suyas, renunciando incluso en ocasiones a esa herencia que pudieran
dejar los taínos y la misma herencia que ellos pudieron arrastrar de África.
Pero es que hay un asunto importante, y aquí me gustaría reenganchar donde lo
he dejado, y es que durante el colonialismo, el español siempre tenía como
referencia la Patría que había dejado y que de alguna manera siempre volvía, si
no físicamente sí tenía un sitio que añorar y al que evocar, mientras que el
esclavo africano había sido arrancado de su casa, la cual ni recordaba dónde
estaba, y puesto obligado en un nuevo entorno, y lo más importante: sin la
posibilidad de volver a un país del que ya casi no recordaba y cuyo acceso a
volver era impensable, por lo que agarra lo que tiene y comienza a forjar esa
idea de hacer suyo la nueva realidad que tiene por delante, pues no hay nada
donde volver, nada a lo que evocar.
Quizá me pierdo mucho en las palabras y en la retórica, pero
quería dejar esta idea plasmada también en el blog y compartida con los míos,
para intentar comprender entre todos el crisol que hoy por hoy conforma la
realidad del país donde vivo.